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sábado, 27 de febrero de 2016

Contradicciones del capitalismo






Actualmente vivimos en un sistema económico que está plagado de contradicciones pero que parecen pasar desapercibidas o no se consideran errores del capitalismo por el desconocimiento del funcionamiento del mismo.


Uno de los ejemplos más claros lo podemos observar en España, y es la burbuja inmobiliaria, uno de los motivos de la actual crisis económica. Lo que ocurrió es que el precio y la construcción de viviendas comenzó a aumentar descontroladamente debido en gran parte a los especuladores que compraban viviendas con el objetivo de venderlas más caras pocos meses después. Llegó un momento en el que esto se volvió insostenible y ocurrió lo que se conoce como el pinchazo de la burbuja, los especuladores se retiraron del negocio debido al alto riesgo y esto desestabilizó el sistema bancario haciendo quebrar a muchas cajas. Cuando la gente se fue al paro a consecuencia de esta crisis no pudo hacer frente a las desproporcionadas hipotecas y perdieron sus casas y contrajeron deudas de por vida. En definitiva, la superproducción de bienes como en este caso viviendas lleva a una crisis económica dejando a gente sin el dicho producto. Por eso encontramos miles de casas vacías en España y miles de familias sin ellas.

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Otra gran contradicción de este sistema tiene que ver con la automatización de determinados procesos. Por ejemplo cuando se automatizo gran parte de la producción textil mucha gente se llevo las mano a la cabeza porque iban a perder sus empleos, lo cual es comprensible. Al automatizar dicho proceso las empresas consiguen reducir costes y por lo tanto aumentar sus beneficios pero mucha gente se queda sin empleo. Por lo tanto dicho avance tecnológico no aporta nada bueno al conjunto de la población, solo a dicha empresa. Es decir que este sistema convierte algo tan positivo como es un avance tecnológico en un problema. Aquí se explica esto en más detalle.


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Existen innumerables contradicciones dentro del capitalismo, las cuales lo hace un sistema inefectivo y contraproducente para el avance de la sociedad, siendo la concienciación de la población el único camino para empezar a plantar cara a dichas contradicciones.


martes, 23 de febrero de 2016

Capitalismo, la ley del más fuerte.


Existe en nuestra sociedad la idea generalizada de que el ser humano es un ser horrible, egoísta, violento, avaricioso... Todos creemos, y cada vez más, que el ser humano es simplemente idiota, que destroza su propio planeta, que es capaz de llevar a cabo el más sangriento de los genocidios con tal de defender sus intereses. Hoy les quiero intentar convencer de que eso no es así, y que existen una serie de explicaciones por las cuales las sociedades actúan de forma tan irresponsable. En concreto, hoy quiero explicar por qué se produce explotación laboral en el sistema capitalista.




El ser humano es por naturaleza bueno, generoso, empático. Habría sido imposible que una especie hubiese llegado tan lejos sin esas cualidades. Imagínense qué habría sido de una comunidad prehistórica en la que todos sus componentes fueran egoístas y hostiles con aquellos que les rodearan. Cada uno de ellos habría mirado siempre por su propio bien y la supervivencia habría sido imposible. De esta forma, las comunidades en las que predominaba el comportamiento solidario y generoso sobrevivieron y traspasaron sus características genéticas y culturales a sus descendientes. Este proceso evolutivo se puede considerar cierto durante toda la época paleolítica, en la que el ser humano tenía un estilo de vida salvaje, similar al de los animales. Desde el inicio del neolítico hasta hoy, la evolución se ha paralizado o ha adquirido otras tendencias más artificiales, por lo que podemos decir que el ser humano de hoy en día posee las mismas características que el ser humano que abandonó el estilo de vida nómada para empezar a construir la civilización.

Por tanto, si el ser humano es bueno por naturaleza, ¿Cómo se permite el desproporcionado contraste económico entre unos y otros? La explicación pasa por estudiar la organización socioeconómica imperante en la sociedad, en este caso el capitalismo, que hace que surjan una serie de fuerzas que dominen y sometan a la sociedad contra su voluntad.




La evolución del capitalismo ha consistido en exportar la explotación laboral a países subdesarrollados y realizar una serie de concesiones a la clase obrera europea con el objetivo de estabilizar el sistema. Es lo que conocemos como neoliberalismo. De esta forma, aparece una nueva clase social, la clase media, que en ocasiones se convierte en pequeña burguesía y que posee unas condiciones de vida mucho más acomodadas que las de la antigua clase obrera, cuyo salario era de subsistencia. Por tanto, deja de tener sentido pensar si quiera en una posible revolución obrera en estos países desarrollados, ya que no existen dos clases sociales bien diferenciadas.

Hay quien puede decir que hoy en día nadie está explotado y que las condiciones laborales son muy dignas. Quienes defienden eso parecen olvidar que el capitalismo impera más allá de las fronteras europeas, olvidan que el sistema capitalista se extendió hacia los países menos desarrollados. El abaratamiento y mejora de los transportes debido a los avances tecnológicos ha provocado que los centros de producción ya no necesiten estar situados cerca de los puntos de venta, por lo que las empresas sitúan sus centros de producción allá donde la mano de obra es más barata, es decir, en los lugares en los que se puede explotar con mayor facilidad al obrero. Este es el objetivo principal de la empresa, reducir al máximo el salario de sus trabajadores, ya que eso reduce costes de producción y le permite ofrecer precios de venta inferiores a los de sus competidores. No llevar a cabo esta estrategia supone ser muchísimo menos competitivo en el mercado y conlleva la desaparición como empresa. Podemos concluir por tanto que las empresas están obligadas a explotar a los trabajadores y que las empresas que, por ética y humanidad, tienen en consideración la dignidad de sus trabajadores, desaparecen del mercado. Hay mucha gente que tiene la creencia equivocada de que la culpa de la explotación laboral es de los empresarios. No es cierto, es el sistema el que les obliga actuar de esa forma. La mecánica es la siguiente: Los empresarios que no explotan desaparecen del mercado y los que sí prosperan.




Dado este funcionamiento del sistema económico, bastaría con que hubiera un pequeño porcentaje de los empresarios competidores que estuvieran dispuestos a reducir a toda costa los costes de producción para que se produjera la explotación laboral en todo el mercado laboral, ya que dichas empresas irían prosperando en el mercado y acaparándolo.


En definitiva, lo que pretendo es rebatir la idea equivocada de que es la naturaleza humana la que provoca las enormes desigualdades entre ricos y pobres. La explicación es otra, se trata de la ventaja que adquieren quienes no tienen impedimentos morales a la hora de competir con los de más lo que les hace “sobrevivir”.

sábado, 20 de febrero de 2016

Cambio climático y capitalismo

Hace poco se celebró la cumbre de París contra el cambio climático, y ocurrió lo que yo me temía desde un principio, que las medidas aprobadas iban a ser aplicadas en el futuro y que no iban a estar a la altura de la situación.

El acuerdo llega bastante tarde, ya que se empezarán a tomar medidas preventivas dentro de décadas para un problema que existe ahora. Además, las dimensiones del problema no nos permiten concedernos el lujo de reducir emisiones de gases contaminantes, lo que el planeta nos está pidiendo es que eliminemos por completo esas emisiones.


Creo que nadie duda de que la solución pasa por dejar de generar energía con combustibles fósiles y empezar a sustituir las actuales centrales eléctricas contaminantes por infraestructuras modernas que utilicen energías renovables y limpias para la producción de electricidad.


Mucha gente puede preguntarse por qué no se invierte más dinero en renovables. La respuesta es muy simple, y tiene que ver con la rentabilidad. Una de las características del capitalismo es la competencia entre empresas en el mercado. La dinámica no es compleja: reducir costes de producción permite ofrecer precios más bajos, ser más competitivo, y por tanto sobrevivir en el mercado. Todos sabemos que las grandes multinacionales explotan a sus trabajadores del tercer mundo ofreciéndoles unas condiciones de trabajo inhumanas. Pero la explicación no es que las multinacionales exploten a sus trabajadores sistemáticamente, sino que las empresas que no explotan a sus trabajadores nunca llegan a convertirse en multinacionales, ya que sus precios de producción son muchísimo más altos.


En el caso de la energía ocurre lo mismo. Las empresas que optan por energías contaminantes (más rentables) sobreviven en el mercado. Pero esta visión darwiniana de la situación se puede aplicar también a los gobiernos. Aquellos gobiernos que inviertan las cantidades necesarias de dinero para combatir la enorme amenaza del cambio climático contraerán un déficit presupuestario que les costará muy caro en las elecciones. Hasta que las consecuencias del cambio climático no se hagan radicalmente visibles, dicho déficit no se verá justificado por la mayoría de la población, y cuando llegue ese momento quizás sea demasiado tarde para solucionar el problema.
Por tanto, la única solución posible en un sistema capitalista como el que existe es ir reduciendo poco a poco las emisiones de CO2, pero eso no haría más que atrasar o reducir ligeramente las consecuencias del problema.


Es obvio, por tanto, que la actual organización socioeconómica no es la más adecuada para afrontar el mayor reto al que se enfrenta la humanidad en su historia. Es necesario que se produzcan cambios radicales en las sociedades y en la mente de todos los seres humanos, ya que es la única forma de encontrar el camino para vivir en armonía con nuestro amado planeta.

miércoles, 27 de enero de 2016

transición de una mujer transexual

Me llamo María Del Mar y soy una mujer española que hace poco acabó la transición completa de cambio de sexo físico, de hombre a mujer.
Apoyada por médicos especializados, psiquiatras, psicólogos y asociaciones LGTB (Lesbianas, gays, transexuales y bisexuales); familiares y amigos, he plasmado en un libro este duro y sorprendente periplo desde la infancia hasta el final de mi transición.
Este es el primer libro escrito en castellano por una mujer transexual que cuenta su historia desde la infancia hasta el final de la transición. Una parte es documento informativo sobre tratamientos médicos, cirugías y trámites burocráticos. Y otra parte, registro histórico lleno de experiencias reales que van de lo gracioso, sorprendente y original, a lo dantesco, desagradable e incluso brutal, con fotos personales incluidas.
Pasé durante 4 años por un infierno de transición, en el que circulé entre psicólogos, psiquiatras, tratamientos hormonales y bloqueadores de testosterona; cirugías y recuperaciones; ruina económica, insultos y humillaciones de  gente en cualquier lugar; de sangre, sudor y lágrimas…De trabajar como una esclava los 7 días de la semana en diversos trabajos hasta caer exhausta, (porque siempre me negué a caer en el estigma de la prostitución, que persigue a las personas de mi colectivo) y que por mera dignidad pude conservar gracias al  apoyo incondicional de mi madre.
No fue fácil adaptarme a mi verdadera identidad después de casi 40 años intentando fingir lo que no era, practicando un roll con el que nunca me sentí identificada.
Sufrí más de lo que jamás creí que podría soportar, hasta conseguir pasar por la vida como una mujer, dicen que físicamente muy atrayente, pero ante todo una mujer, y no como un payaso de feria, que es como me quisieron hacer sentir en incontables ocasiones.
Una vez completada la transición, mi gran deseo era el de fundirme entre la sociedad, pasar inadvertida y olvidar mi condición anterior. En definitiva, vivir la vida normal que siempre había anhelado. Pero no podemos eliminar nuestro pasado porque en él están impresas nuestras experiencias que forman la personalidad, un cúmulo de todo aquello que  hemos aprendido a través de las propias vivencias.
No tuve una infancia, ni una adolescencia, ni una juventud  como la mayoría de las persona. Para mí aquello fue un tormento de miedos e inseguridades, una obra de teatro deplorable donde yo era la actriz protagonista intentando interpretar un papel que me quedaba muy grande.
Meses después de haber completado mi cambio físico, me di cuenta que mi vida nunca sería como la de la gran mayoría de la gente: Vivir, crecer, casarse, reproducirse; tener una casa y un coche (si es más lujoso que el del vecino, mejor) y morirme después de haber acometido la única función para la que parecen haber sido creados casi todos los seres vivos de este planeta: Perpetuar la especie (en este planeta ya hay demasiadas personas dedicadas a esa única causa).
Emprendí  un proyecto  de crowdfunding para financiar la edición de mi biografía:
http://www.verkami.com/projects/11119-la-transicion-de-una-espanola




Gracias a la colaboración de buenas personas conseguí financiar la edición de manuscrito a manos de la editorial “Editalo.Contigo”. Tristemente para mí y mis colaboradores (nos costó mucho esfuerzo llegar a la gente con mi historia) ya que veíamos como otro proyecto de crowdfunding de similar presupuesto, cuya finalidad era fabricar panderetas con la forma del mapa de España, conseguía 4 veces más financiación de la que pedían, en aún menos tiempo que el mío.
Pretendo así visualizar la realidad de un colectivo tan minoritario que para muchos es invisible; tan estigmatizado, que para una gran mayoría no somos más que un estereotipo. Nuestro gran problema no somos nosotr@s. (Está demostrado científicamente que es un fallo que se produce en el embrión a partir de la cuarta semana de gestación)... Nuestro gran problema es la incultura social, la falta de información e incluso la ignorancia (que es muy atrevida en esta sociedad).
Con la inestimable ayuda de mi prima Cristina, comencé mi blog, http://transiciondeunaespanola.blogspot.com.es/  y creamos un perfil en Facebook con el mismo título que da nombre al libro: https://www.facebook.com/transiciondeunaespanola, con la intención de dar a conocer mi proyecto y “hacer visibles a los no visibles”.
Esta última frase es de África pastor, la escritora del “libro de Daniela” y fundadora de la Fundación Daniela, organización sin ánimo de lucro creada sin ninguna ayuda estatal para ayudar a los niños transexuales y a sus familias. Toda una lección de vida que recomiendo encarecidamente a todo el mundo que lea y que es el único sustento que mantiene a esta ONG.
“Negar a alguien su propia identidad es el peor de los maltratos y sus consecuencias son gravísimas”

Dar la cara y mostrar mi realidad, no está siendo un camino fácil. Desde que comencé mi proyecto y lo anuncié en las redes sociales soy rechazada en todas las entrevistas de trabajo. Los hombres que conozco, que se interesan por mí como mujer, se asustan ante este proyecto y ven la posibilidad de que me convierta en una persona popular y esto les afecte negativamente en su entorno. De hecho parte de mi familia me ha rechazado por hacer pública mi infancia y adolescencia.





“El respeto al prójimo debería ser una Ley Universal”.
“La identidad de género no está entre las piernas, está en el cerebro”.
Artículo escrito por: Mar Toranzo Twitter: @MaracuarioT

Mi único interés es ayudar a las personas que vienen detrás para que su transición no sea tan escabrosa, a la vez que agradecer a las buenas personas que me encontré en mi camino y me ayudaron a salir del agujero donde me vi metida por confiar en la normativa vigente de la  Consejería de Salud de la Comunidad de Madrid, y los médicos de la Seguridad Social que me diagnosticaron como “paciente con disforia de género” y después de animarme a emprender el cambio físico a través de ellos, me dejaron tirada casi al final de mi transición, porque de repente ya no había presupuesto para acometer (la CRS), cirugía de reasignación genital.

A finales de junio del 2015 salió publicado mi manuscrito que espero sirva para que las personas que no entienden, al menos comprendan; y las que se ríen de aquello que no conciben, sepan que no todo el mundo tiene la capacidad de entenderlo todo.