Etiquetas

martes, 9 de diciembre de 2014

LA ENFERMEDAD DEL CONSUMISMO

"El hombre no gobierna hoy las fuerzas que ha desatado, sino que las fuerzas que ha desatado lo gobiernan al hombre" decía José Mujica (Presidente de Uruguay) en mi entrevista favorita del programa de Jordi Évole. Hoy en día, el consumismo es una concepto muy integrado en nuestra sociedad. Cada vez necesitamos más y más caprichos sin importarnos el dinero que cuesten ni la dependencia que nos puedan producir. Es cada vez más difícil encontrar gente que no tenga un smartphone, sin tener en cuenta a los niños pequeños o a los ancianos que han vivido toda su vida ajenos a las tecnologías. Por no hablar de ordenadores, tablets, televisiones, coches etc. Sin duda, son objetos que generan una alta dependencia y que necesitamos tener constantemente a mano, incluso cuando no los podemos usar, y su ausencia nos produce ansiedad e inseguridad hasta el punto de sentir que nos falta "una parte de nosotros". Yo, como adicto a las tecnologías que soy, confieso que me siento incapaz de salir a la calle sin mi móvil, sea para salir un momento a comprar algo o sea para estar un rato fuera.




Esta dependencia generalizada es claramente un problema que la humanidad tendrá que afrontar tarde o temprano, ya que el crimen que estamos cometiendo contra la naturaleza es inaceptable. Por lo general, los fabricantes de estos objetos son grandes empresas que para mantener su fuerza en el mercado deben ofrecer los precios más bajos posibles, y para ello deben gastar lo mínimo en el proceso de fabricación, aunque eso suponga destrozar la naturaleza o esclavizar personas en países subdesarrollados. Es básicamente un proceso de selección natural: Quien no respeta ni la naturaleza ni los derechos humanos puede ofrecer precios más bajos y, por tanto, sus ventas superarán a las de una empresa que ofrezca el mismo producto pero a mayor precio por los costes que supone seguir un proceso de fabricación conforme a la ética humana. Otro aspecto que perjudica al medio ambiente es la obsolescencia programada, que consiste en que las empresas disminuyen conscientemente la vida útil de sus productos para que deban ser repuestos con mayor frecuencia y así conseguir aumentar sus ventas. Esto se aprecia claramente en las impresoras, que al realizar cierto número de impresiones dejan de funcionar.




Día a día, la tecnología avanza y salen al mercado nuevos caprichos o se mejoran los que ya existen, introduciéndose rápidamente en nuestra sociedad. Cuando esto ocurre, la sociedad entera se adapta al cambio y quien se queda atrás encuentra una serie de dificultades que le empujan a hacer lo que hace la mayoría. Un claro ejemplo de esto es la aparición del whatsapp, una aplicación sin la que uno no puede relacionarse con sus amigos igual que antes, ya que muchísimos temas de conversación se llevan a cabo por esta herramienta. Se usa para quedar, organizar eventos, discutir sobre algún tema o simplemente para echarse unas risas, y quien no tenga la aplicación va a verse excluido de todas esas cosas y va sentir una fuerte tentación de comprarse un smartphone y descargársela. Otra consecuencia de no dejarse llevar por la corriente del código social es poder ser tachado de persona rácana y agarrada o desatar rumores sobre tu posible mala situación económica.




¿Cuál es la solución a todo esto? Pues obviamente la solución pasa por un cambio en la sociedad, que debe adoptar una actitud de austeridad material, es decir, vivir con lo mínimo, sin necesidad de cambiar de ropa cada 5 días o sustituyendo los móviles modernos (que se estropean de media cada 2 años) por los móviles antiguos que no se rompen ni tirándolos por el Empire State y que son mucho más agradables ya que te expresas mediante la voz y no mediante la escritura que tan molesta resulta y tantos malentendidos provoca. Por ejemplo, el presidente Mujica explicaba que no son necesarias las maquinillas eléctricas para afeitarnos ya que su abuelo le enseñó que con una navaja se afeitan varias generaciones. Mujica es un claro ejemplo de austeridad, les recomiendo que vean la entrevista, les aseguro que no es ninguna pérdida de tiempo y que da mucho que pensar. Para que vean de lo que les estoy hablando, este es Mujica en su casa. Dona la mayor parte de su sueldo y se niega a vivir en la residencia presidencial. Bromeaba argumentando que "no se podía levantar por las noches en calzoncillos".




Su coche vale millones, pero no por ser un Lamborghini o un Ferrari, sino porque es objeto de coleccionista. Recibió incluso una oferta millonaria de un jeque árabe por su Volkswagen Fusca de 1987 que rechazó explicando que ofendería a los amigos que se lo regalaron en aquella época.




Espero que algún día todos nosotros decidamos seguir el ejemplo de este presidente tan especial, que pudiendo vivir con todo tipo de lujos prefiere vivir con lo mínimo y que asegura además que no le supone ningún esfuerzo ni sacrificio. Para terminar, dejo aquí su argumento contra el consumismo, en el que decía que: "Cuando tú gastas, en el fondo lo que estás gastando es tiempo de vida que se te fue (trabajando)"

Link de la entrevista: http://www.dailymotion.com/video...



No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Queremos saber tu opinión! comenta aquí.